(México) A la memoria de Alfredo M. Bonanno

(recibido al correo informativoanarquista (a) riseup.net)

A la memoria de Alfredo M. Bonanno

(Catania 04/mar/1937 – Trieste 06/dic/2023)

 

…nadie es totalmente fruto de sí mismo y cada persona, individuo, es cierto que está dentro de un marco de relaciones que pueden provocarlo y afectar sus reacciones, emociones e incluso la lógica llevado hasta ese punto.

Antonio Lombardo

 

Antes de elucubrar estas líneas, me había dado a la tarea de buscar y recopilar datos para escribir —con la intención de dejar una pista— sobre alguna de las tantas acciones anarquistas insurrectas en México contemporáneo que, si bien han sido esporádicas, no han quedado registradas por la historiografía “oficial”, sea desde “nuestras trincheras” o desde la academia. En el año 2023, se cumplieron sesenta (60) años de algunos pequeños atentados en la ciudad realizados por las Juventudes Libertarias de México, pero lo dejé en el tintero, porque me tomó por sorpresa la noticia de la muerte del compañero Alfredo.

No tuve oportunidad de intercambiar impresiones con él, lo más cercano que estuve fue cuando colaboré brevemente en la coordinación —hace diez (10) años— de las Jornadas Informales Anárquicas / Simposio Internacional, en la ciudad de México.[i]  No consideré necesario tener un acercamiento directo —por negarme a rendir culto a la personalidad—, pues a mi parecer todo lo dicho respecto al “proyecto insurreccional” (incluso el debate en torno al insurreccionalismo), ya circulaba en nuestro idioma desde principios del año 2000  en algunos foros anarco-virtuales, y en menor medida, de manera impresa también circulaban sus ideas en algunas publicaciones aunque sólo se difundían artículos cortos o una que otra conferencia. Lamentablemente no se encontraba ningún texto completo de esta tendencia; por tal motivo, en el 2005 adquirí varios ejemplares de la colección Cuadernillos Incendiarios de la región chilena, para distribuirlos por estas latitudes.

 

Insurrección vs Revolución

 …hay gente que es tan miserable que incluso hablar de ella te ensucia. Y luego, en la sociedad en la que nos toca vivir y con la que tenemos que lidiar; tenemos muchos otros enemigos y adversarios más poderosos (y aún más serios) que fácilmente podemos pasar por alto los «mordiscos» de algún «error».

Gianfranco Bertoli a Alfredo M. Bonanno

 

A pesar de la poca divulgación de estas aportaciones en nuestra región —que para entonces ya no eran novedad—, en el año 2001 inician las acciones informales en diferentes estados del país. A la sazón, estos primeros ataques no serían reivindicados. Lo que demuestra que el “proyecto insurreccional” ya se debatía en petit comité entre unxs cuantxs compañerxs y se llevaba a la práctica concretando la praxis. Es decir, de la necesidad de la acción y, a partir de la experiencia adquirida en una secuencia de ataques, se generaba la teoría que, a su vez, retroalimentaba a la acción para posteriormente distribuir de manera impresa las nuevas aportaciones teóricas y consolidar el debate a través del intercambio internacional de posicionamientos afines. Finalmente, se abandonaban algunos postulados bonannistas y comenzarían a ser reivindicados los ataques por los diferentes grupos informales en operación.

Este proceso antes citado, daría origen a inicios del 2006 a la Coordinadora Informal Anarquista (CIA), que como su nombre lo indica, intentaba coordinar de manera informal el accionar anárquico de los diferentes grupos de afines —siempre respetando la autonomía individual— para concretar y extender el ataque contra el sistema de dominación en esta región controlada por el Estado mexicano.

Cabe mencionar que en los años 90s, al menos en la ciudad de México, se registraron algunos ataques directos contra inmuebles y simbolos del poder, incluso contra las instalaciones de la SEDENA y las oficinas de Pro-Vida en México. Esta última acción, según el diario La Jornada, sería reivindicada por la Red Anarquista Amor y Rabia. Para finales de la década, poco después de la disolución de esa organización tras su experiencia zapatista, hubo algunas actividades insurreccionales que no fueron reivindicadas con un nombre concreto y que resultaron en un pésimo desenlace al confiar en quienes entonces se decían “compañeros”. De aquello resultarían arrepentidos, delatores, compas en fuga y hasta la ejecución del traidor.[ii] Por esos años, la mayoría de los compas no nos enteramos de la “Conferencia de Trieste” de 1990 en la que se presentó una propuesta basada en el proyecto insurreccional, no conocimos la convocatoria a la “Internacional Insurreccionista Antiautoritaria. Propuesta de debate» de 1993, mucho menos supimos de la conferencia «Anarquismo», realizada en Milán en octubre de 1985 sobre el tema «El anarquismo y el proyecto insurreccional»; precisamente en esos años ochenta, la Federación Anarquista de México (FAM) concluía su inútil existencia y daría rienda suelta al desenfreno punk.

En 1991, Omar y Chantal de Ediciones Antorcha, en su ponencia para el 1er Encuentro Nacional de Anarquistas que se realizó en Ocotepec Morelos, en su punto 6 exponían:

Características del anarquismo en México han sido las declaraciones incendiarias “revolucionarias”, que dejan perplejo al mas calmado de los calmados. Así, las afirmaciones lapidarias expresadas fuera de contexto y fuera de la misma realidad han logrado un justificado temor en quienes, simpatizando con nuestras ideas, prefieren no acercársenos por la confusión generada con esas, de todo inútiles, poses de revolucionarismo. Este tipo de declaraciones no logran mas que nuestro propio aislamiento y por lo tanto debemos evitarlas.

Evidentemente, en estas latitudes no sólo no hubo reflexiones propias que rebatieran este tipo de comentarios, sino que se evitó intencionalmente que se divulgaran las ideas de los compañeros que echaron a andar el proyecto insurreccional en el viejo continente. Con este objetivo, permanecieron guardados con tres candados los libros de Alfredo Bonanno en un cajón olvidado de la Biblioteca Social Reconstruir, bajo la celosa custodia del abad Ricardo Mestre.

Las acciones insurreccionales (sólo las acciones, porque en México no se dio un debate serio en torno al informalismo anárquico hasta comienzos de la década del 2000) tienen larga data en esta geografía aunque carentes de un desarrollo teórico que permita consolidar un accionar anárquico acorde a nuestros días. Mientras que en los años 70s del siglo pasado, en Italia se daban a la tarea de revitalizar el pensamiento y la acción anárquica, siendo el compañero Alfredo, indiscutiblemente, su más acérrimo impulsor. En México, pueden rastrearse algunos ataques y expropiaciones a inicio de los años 40 bajo el influjo del ala más radical del anarquismo español en el exilio; también destaca Verbo Rojo de San Luis Potosí, uno de los grupos de afinidad integrado por compañeros mexicanos más activo por aquellos años[iii].

Resulta curioso que ya entrados los años 70 no se replicara en la prensa anarquista local lo que sucedía por ejemplo en Italia en torno a las acciones y debates del proyecto insurreccional. Sin duda, este inmovilismo congénito impulsó a algunos anarquistas de la entonces FAM setentera, a integrarse a los grupos armados de corte marxista-leninista y asumirían toda su retahíla ideológica. [iv]

Obviamente el rastreo del anarquismo de acción en nuestra región nos remite al siglo XIX, pero no pretendo hacer un recuento en estas breves líneas. No soy especialista y existen muchas lagunas históricas, además de todo el lodo que han vertido intencionalmente algunos historiadores o, más bien, debería de llamarlos “historietadores” como sugiere un compañero.[v]

Pero, volviendo al anarquismo contemporáneo y al papel fundamental de Alfredo Bonanno en el desarrollo de las tesis informales, vale recordar las “sugerencias” de Marcos Alcón —quien fuese uno de los compañeros expropiadores de los años 40s en México—, en su sección “Bibliografía” en Tierra y Libertad de los años 70, donde recomendaba la lectura de las aportaciones de Alfredo M. Bonanno.

Tierra y Libertad – Año XXVI – #337 – Julio 1971 – pag. 3

Tierra y Libertad – Año XXVII – #338 – septiembre 1971 – pag. 4

 

Cuando comenzaron las reivindicaciones de los diferentes grupos de afinidad anárquica, el resto de la fauna local comenzó a tildar despectivamente las acciones como “la moda Bonanno”, pero lejos de ser una moda, las aportaciones del compañero y en general la tendencia insurreccional, la asumimos como parte de la reflexión y el accionar de un pequeño sector del anarquismo contemporáneo versus la repetición y reproducción de fórmulas y discursos del anarquismo clásico, representado por siglas huecas, cuyos integrantes sólo rememoran las acciones de otros realizadas en un tiempo lejano, mientras evitan llevar a cabo acciones propias en la actualidad.[vi]

Sin duda, toda una generación de anárquicos nos vimos influenciados por los textos de Alfredo, pero no fue eso lo que nos impulsó a actuar, sino el reconocimiento del estancamiento en el que hemos estado por años y que él atinadamente supo denuciar. Alfredo, nos dio el “empujón” teórico, predicando con el ejemplo, lo que nos animó a romper con el inmovilismo pese a que supuestos “compañeros” nos ponían el dedo por mínima que fuera la acción.[vii] Y, a propósito de delatores: Toni Negri, quien fuera uno de los delatores de Bonanno en 1980, murió pocos días después de Alfredo, así que podrá ajustarle cuentas en el Infierno.

Quiero cerrar estas líneas con un comentario del compañero Kosta Cavalleri:

Recuerdo perfectamente la intervención de un compañero que al final de la iniciativa (se refiere a las Jornadas Informales Anárquicas/Simposio Internacional) afirmó que quizás, después de esta reunión, lxs compañerxs participantes habrían tenido ideas más confusas, en lugar de tenerlas más claras. En mi opinión, este es un punto fundamental en el desarrollo y la práctica de una nueva forma de entender el anarquismo: todxs nos encontramos ante modelos interpretativos de la realidad que nos llegan de un pasado más o menos remoto y que, por tanto, ya no están en vigor.[viii]

Seguramente, las aportaciones de Alfredo más temprano que tarde exigirán actualización. No somos ingenuos, entendemos que estamos en un momento muy diferente a los años 70, cuando Alfredo inició el desarrollo de sus ideas; un momento diferente a los años 90, cuando se internacionalizó y afinó el concepto “insurreccional”; incluso diferente a los primeros años del siglo XXI, cuando comenzó a revitalizar el debate y la acción anárquica en varias geografías y empezaron a bosquejarse nuevas aportaciones, como las del compañero Gustavo Rodríguez con la tendencia informal anárquica y la crítica anarco-nihilista de la Conspiración de las Células de Fuego en Grecia.

Y concluyo con Cavalleri:

al mismo tiempo, nos encontramos aplicando modelos organizativos o incluso simplemente relaciones ante situaciones, típicos de nuestro movimiento histórico pero que ya no corresponden a las necesidades de la lucha antiautoritaria; y por otro lado, no tenemos otros modelos listos, o que nadie nos prepare, que nos sean útiles en la lucha diaria contra el poder establecido. Esto, al principio, nos crea confusión, pero el desafío es que ya no existen modelos absolutos, cada uno de nosotros, a partir de nuestra realidad cotidiana, debemos esforzarnos en encontrar soluciones de lectura particulares y generales del sistema globalizado, de interrelaciones con los demás y de organizarse de manera fluida, readaptable en cualquier momento a las necesidades de la lucha, evitando así esterilizaciones impotentes, atrincheramientos en preconceptos y dogmas, cristalizaciones de energías y tensiones que, por el contrario, siempre deben enriquecerse con desarrollos nuevos y sin precedentes. Aquí, la riqueza de lo nuevo que está surgiendo, consiste precisamente en la conciencia de que ya no existen paradigmas que tranquilicen nuestras almas, individual y colectivamente.[ix]

Por lo tanto, estamos en constante renovación, es necesario hacer un alto para evaluar donde estamos ahora, cargar energías y volver al ataque en busca de nuevos paradigmas. Ahora entiendo que no tenemos prisa pero sí un sistema de dominación que destruir.

¡¡¡A CONTINUAR LA LUCHA POR LA LIBERACIÓN TOTAL!!!

¡¡¡AÚN NO ESTAMOS ACABADOS!!!

¡¡¡SOLIDARIDAD CON TODOS NUESTROS COMPAÑEROS AFINES, PRESOS!!!

 

 Nihil

Enero 2024

Desde algún lugar del Bajío, México.


Notas:

[i] Alfredo se le impidió entrar al país, fue retenido por varias horas en la siniestra “burbuja” del aeropuerto de la Ciudad de México y deportándolo a Argentina. Ver el comunicado del compañero Gustavo Rodríguez, quien explica los hechos en: https://vozcomoarma.noblogs.org/?p=2237

[ii] En pláticas recientes con algunos compañeros, se ha comentado que es tiempo de escribir al respecto, pues han pasado 30 años desde entonces y se hace necesario narrar los hechos a partir de sus protagonistas e impedir tergiversaciones.

[iii] Según algunos compañeros de la FAM de los 70 (Victor García y Fernando Villanueva), este fue el único grupo de acción integrado por compañeros mexicanos. En referencia al compañero Margarito Jiménez, el compañero Ulises Ortega nos aporta otra pista, en efecto, Margarito está implicado en expropiaciones en los años 30s y 40s, Ver. Ortega Aguilar Ulises, “Entre la Expropiación y El Crimen. Un Estudio de Caso Sobre el Exilio Anarquista Español en México (1939-1941)”, editorial Banderas Negras, México, enero 2024.

[iv] En entrevista presencial con el compañero Arturo Rivas a mediados del año pasado, con la intención de seguir rastreando el anarquismo de acción en nuestra región, comentaba que: “en nuestro caso, no hay nada, nos diluimos con la ideología marxista y varios compas han muerto, solo queda por ahí uno que otro compañero, pero de anarquistas, nada”. Conozco algunas historias de exanarquistas que se unieron a la guerrilla, además de Arturo, Donaciano Reyes, Homero Larrazolo, El Gigo, uno registrado en las FRAP cuyo nombre se desconoce, Fernando García, Heber Matus, otro del grupo Nezahualcoyotl que también se desconoce el nombre y, un tal Rogelio, que fuese médico del delator Ricardo Mestre.

[v] Por ejemplo, en el 50 una bomba incendiaría en el aeropuerto de la Ciudad de México a la llegada del representante oficioso de Franco, Gallostra; en el 60 otra bomba incendiaria en la sede de la Embajada oficiosa de Franco en e la Ciudad de México poco después de la muerte del Quico Sabaté; entre el 59 y 62, Alberola con las Juventudes Libertarias hacían práctica de tiro en La Marquesa; en el 63 se registraron algunos atentados en la Ciudad de México en respuesta a la represión franquista; en el 66, un grupo anarquista dinamitó el monumento a Miguel Alemán que estaba frente a la Biblioteca Central de la UNAM en C.U.; en el 68, el grupo CAOS, en su manifiesto afirmaría que “estamos preparados para perder algunas vidas en una carga inicial en el estadio, pero detendremos los Juegos Olímpicos por cualquier medio necesario”, no en vano la DFS a partir de su creación en 1947 y hasta 1977, elaboraría decenas de informes de los diferentes movimientos sociales, incluidos los anarquistas.

[vi] En una de las reuniones previas a la fundación de la Federación Local Libertaria a finales del 2007, uno de los asistentes comentó (ante la falta de dinero) en un tono romántico y absurdo: “nos hacen falta los Solidarios hoy”, mientras se negaban a reconocer como compañerxs, a quienes desde años atrás realizaban expropiaciones.

[vii] Como el señalamiento de José Colín Alducín a través de su zine “La Rosa Negra”, por ahí del año 2002, acusándonos a un grupo de compañeros de ser “el brazo armado” de otro colectivo; de la misma manera que a comienzos de la década del noventa señalara como “infiltrado” al compañero Gustavo Rodríguez e insinuara que el periodico anarquista Amor y Rabia estaba financiado por la CIA para “desestabilizar a México”.

[viii] Carta de Kosta Cavalleri del 29 de noviembre de 2016. Traducción propia.

[ix] Idem