(Extraído de Buskando la Kalle)
Antes que nada quería empezar con una cita de mi instigador:
“Nuestro ordenamiento jurídico ha introducido esa figura del aislamiento mortuorio que es el 41 bis, y que en algunos casos es más incivilizado que esta mutilación farmacológica. Esto para decir que nuestro sistema no brilla por su civildad”
Carlo Nordio, 28 de marzo de 2019
Este ha sido mi instigador en la lucha que he iniciado. Nunca pensé que llegaría a este punto, siempre me ha parecido ridículo el melodrama, me gusta más la comedia, pero ha ido así. Después de todo ¿somos o no somos el país del melodrama? Y entonces tengo que acabar por todo lo alto. Pero si lo pienso, hay algo irónico: soy el único idiota que muere en el avanzado occidente democrático porque se le impide leer y estudiar lo que quiere, periódicos anarquistas, libros anarquistas, revistas históricas y científicas, sin descuidar los amados cómics.
Admitiréis que es paradójico y hasta un poco gracioso, no puedo vivir así, simplemente no hacerlo, espero que quienes me aman lo entiendan. No puedo rendirme a esta no-vida, es más fuerte que yo, quizás porque soy un testarudo anarquista de Abruzzo. Ciertamente no soy un mártir, los mártires me dan un poco de repulsión. Sí, soy un terrorista, le disparé a un hombre y orgullosamente reivindiqué ese gesto, aunque dejad que os diga, la definición hace un poco reír en boca de los representantes de Estados que tienen guerras y millones de muertos en su conciencia y que a veces, como uno de nuestros ministros, se enriquecen con el comercio de armas. Pero que podemos decir al respecto, así va el mundo, al menos hasta que no triunfe la anarquía y el verdadero socialismo, el que es antiautoritario y antiestatal, vea finalmente la luz. “Ya puedes esperar” diréis vosotros y también yo, por ahora los únicos destellos de luz que veo son los gestos de rebeldía de mis hermanos y hermanas revolucionarias en todo el mundo, y no son poca cosa, porque están hechos con corazón, pasión y valentía, por paupérrimos y divagantes que puedan parecer.
Dicho esto quería explicar el sentido de mi tenacidad contra el régimen 41 bis. Creo que algunos juristas lo han entendido, pero muy pocos lo han comprendido: el 41 bis es una metástasis que amenaza y de hecho está socavando vuestro llamado estado de derecho, un cáncer que en una democracia un poquito más totalitaria –y con el gobierno de Meloni estamos cerca– podrá servir para reprimir, silenciar con el terror cualquier disidencia política, cualquier tipo de extremismo hipotético. El tribunal que decide sobre la condena a la mordaza medieval del 41 bis es muy similar al tribunal especial fascista, las dinámicas son las mismas: sólo podré salir de este círculo dantesco si reniego de mis convicciones políticas, de mi anarquismo, sólo si vendo a algún compañero o compañera. Siempre se empieza por los gitanos, los comunistas, los antagonistas, los gamberros, subversivos y luego las izquierdas más o menos revolucionaras.
Como no iba a oponerme a todo esto, desde luego de manera desesperada, y para un anarquista, precisamente porque no tenemos una organización, la palabra dada lo es todo, así que continuaré hasta el final. Para concluir, como dijo el anarquista Henry si no recuerdo mal, antes de que le cortaran la cabeza: “cuando no me gusta el espectáculo tendré derecho a abandonarlo, saliendo y dando un gran portazo”. Lo haré en los próximos días, espero que con dignidad y serenidad, en la medida de lo posible.
Un fuerte abrazo a Domenico que ha empezado una huelga de hambre en el 41 bis de Sassari con la esperanza de volver a abrazar a sus hijos y seres queridos, con mi fuerte esperanza de que otros condenados en 41 bis venzan su resignación y se unan a la lucha contra este régimen que hace de la constitución y del llamado estado de derecho –por cuanto valga– papel mojado.
Abolición del régimen 41 bis.
Abolición de la cadena perpétua sin posibilidad de beneficios.
Solidaridad con todos los prisioneros anarquistas, comunistas y revolucionarios del mundo. Gracias hermanos y hermanas por todo lo que habéis hecho, os amo, y perdonad esta ilógica tozudez mía. Nunca doblegado, siempre por la anarquía.
Viva la vida, abajo la muerte.
Alfredo Cospito
(en videoconferencia desde la cárcel de Opera, 14 de marzo de 2023)