(Extraído de Publicación Refractaria)
He tenido el placer de leer las palabras de compañeros de diversos territorios, que mostraron su ferviente solidaridad con la huelga de hambre de Alfredo Cospito, para salir del régimen de tortura del 41 bis. En estas tierras un conjunto de presxs subversivos, anarquistas, antiautoritarixs, anti especistas y nihilistas también expresamos nuestra incondicional solidaridad con el compañero. Fraternizar con un compañero, tan valioso como Alfredo y más aún en el difícil momento que esta pasando, es una necesidad para quienes nos posicionamos negadorxs y antagonicxs a la actual vida gobernada por la autoridad. Enviar palabras solidarias desde el presidio para un compañero afín nunca está demás.
En mi caso cuando he recibido palabras de solidaridad de algún compañerx estando encarcelada siempre las he valorado y atesorado como algo muy preciado. Pero en este momento el compañero Alfredo Cospito necesita que las palabras se transformen en acciones, que ataquen, coaccionen, subviertan, manipulen, amenacen, etc. A todos los que tienen el poder de cambiar su situación carcelaria y/o que sostienen el régimen del 41 bis.
La situación de Alfredo dejó de ser preocupante para transformarse en urgente. El asunto es sencillo, sino se consigue la petición de Cóspito, el morirá y para ello no faltan demasiados días si continúa en huelga de hambre.
Tomar la decisión y realizar una movilización como una huelga de hambre, tiene muchísimas dificultades, tu lucha está en múltiples escenarios , por un lado tienes todo un entramado represivo y judicial con varias herramientas que apuestan por disuadirte para que depongas la huelga, por otro lado está tu propio instinto de sobrevivencia ¡Tu propio cuerpo!.
El cuerpo en una huelga de hambre se manifestará para que lo alimentes.
Dado lo que he vivido y visto en otrxs , una de las primeras señales corporales en una huelga de hambre son dolores de cabeza, mareos, fatiga, irritabilidad, insomnio y un apetito terrible que no te permitiría pensar en otra cosa. En mi caso he dejado de sentir hambre después de los 15 a 20 días de ayuno, he escuchado compañerxs que en el día 90 aproximadamente han perdido el hambre. A partir de la segunda o tercera semana de ayuno al huelguista lo/la comienzan acompañar molestos calambres, los que se prolongaran y agudizaran por todo el cuerpo, provocando dolor, a esto le sumamos el cansancio que hará que cualquier actividad cotidiana, como bañarse sea una tremenda hazaña. Por último, está el frío, por más que se abrigue el huelguista en mayor o menor medida siempre siente frío.
Aunque parezca anecdótico en una huelga de hambre, el hambre no es la sensación más molesta y aguda, en mi y en lo que he conocido es el dolor de los calambres y el frío lo principal.
Es importante mencionar que hay factores relevantes a la hora de entender el proceso de una huelga de hambre, como que cada cuerpo funciona de forma particular y la forma de como se lleve la huelga de hambre también es distinta, por ejemplo si se consume azúcar o sales hidratantes y además las condiciones carcelarias en las que se llevará. En cada cárcel (al menos en occidente) tienen protocolos de huelga de hambre que muchas veces no se cumplen.
Sea como sea la forma y condiciones que se lleve o viva una huelga de hambre, esta es una autofagotización que no puede ser eterna, el cuerpo tiene reservas limitadas y en el caso de Alfredo están por agotarse.
La llama que es Alfredo día a día se está apagando. El no claudicará, no se arrepentirá……
¡Que las palabras se transformen en acciones¡
¡¡Solidaridad activa con todxs los presxs anarquistas¡¡
Fin al 41 bis
¡Muerte al estado y que Viva la Anarquía¡
Mónica Caballero Sepúlveda
Presa Anarquista.