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En cuanto pasa el momento de las lágrimas, llega el de la acción
«La vida depara sorpresas que sería prudente tener en cuenta. Sin embargo, nadie es tan sabio como para hacerlo. Por eso siempre estamos desprevenidxs cuando nos visita un invitadx inesperadx. Su llegada sorprende a todxs por igual, justxs e injustxs, víctimas y verdugxs, de la misma manera. No hay diferencia. Nosotrxs somos la diferencia. Está en el fondo de nuestro corazón.» Alfredo M. Bonanno
La noticia llegó de forma abrumadora y repentina hace unos días. En la tarde del 31 de octubre, una fuerte explosión hizo estallar un departamento en el tercer piso de un edificio del barrio Ampelokipoi de Atenas. La compañera anarquista Marianna fue extraída con vida de entre los escombros y se encuentra en estado grave en el hospital Evangelismos, en manos de la policía; el también anarquista Kyriakos no lo consiguió y no sobrevivió. La policía y los medios de comunicación esclavizados hablan de una detonación repentina durante la preparación de un artefacto explosivo. También balbucean (y escriben) sobre mucho más. Balbuceo que no encontrará espacio en estas pocas líneas. Las unidades antiterroristas echan espuma por la boca, excitadas por la sangre del enemigo interno que hay que encarcelar (y publicar en los periódicos). Las palabras que realmente importan son las de lxs compañerxs y son las únicas que se tendrán en cuenta.
En estas horas de profunda tristeza, es importante reafirmar la legitimidad de las ideas y prácticas anarquistas. Es importante estar del lado de lxs compañerxs que han abrazado estas ideas y prácticas hasta el límite de las consecuencias.
Conozco a Marianna y su determinación. Conocí a Kyriakos y su incansable compromiso. Compartimos momentos de lucha y momentos de ocio. Llevaré estos momentos allá donde vaya, en cada lucha y en cada acción.
Lxs compañerxs anarquistas que perdieron la vida en la lucha vivirán siempre en las acciones y ataques contra el Estado y el capital.
Al lado de Marianna, al lado de lxs compañerxs investigadxs, con Kyriakos en mi corazón.
Un anarquista en algún lugar