Extraído de Sans Nom, traducido por Informativo Anarquista
Alrededor de las 3 de la madrugada del domingo 2 de septiembre, los trabajadores de una pequeña empresa llamaron a los bomberos para informar de un incendio en las instalaciones de su vecino. Su vecino, en el polígono industrial de Detmoldstraße, al norte de Múnich, no es otro que una enorme fábrica: la planta hormigonera Max Bögl, que lleva desde 1929 cubriendo el mundo con sus inmundicias y, según sus propias cifras, emplea a 6.500 personas en 40 centros repartidos por todo el mundo.
En el lugar, los bomberos se vieron rápidamente consternados. Las llamas envolvían el centro de producción por varios lugares. Por un lado, ardían seis hormigoneras, por otro, una excavadora y, por último, en lo alto, la cinta transportadora de la empresa iluminaba la noche. A pesar de la alarma general dada por los primeros bomberos, a los que se unieron unos cincuenta colaboradores, el fuego siguió propagándose por la obra, y el incendio de la cinta transportadora acabó por alcanzar la parte superior del silo de mezclas, empezando a corroerlo, mientras varios bloques de cartón comprimido procedentes de un vertedero cercano empezaban a emanar su olor. Hasta las 6:30 de la mañana no se puso fin al sabotaje contra la planta de hormigón, que causó daños por un valor de millones de euros.
No hace falta decir que, en el contexto bávaro, los investigadores no sólo insistieron inmediatamente en que el incendio había sido provocado y deliberado, sobre todo teniendo en cuenta el número de fuegos dispersos, sino que también se refirieron a un «contexto extremista», señalando que «en el pasado se han producido varios incendios en Múnich y sus alrededores, sobre todo contra obras de construcción, instalaciones geotérmicas y ferroviarias y antenas de telefonía. El más reciente fue el incendio de un tren destinado a la construcción en el distrito de Múnich. La fiscalía de Múnich ha encargado las investigaciones al grupo de investigación especializado Raute, que ya se ha encargado de casos anteriores centrados en la «extrema izquierda radical»
En cuanto a la multinacional del hormigón Max Bögl, cuyo lema «El progreso se construye con ideas» flota de Shanghai a Amsterdam, y de Bucarest a Berlín en cada uno de sus excrementos (incluida la fábrica de Tesla en 2020 en esta última ciudad), sólo le queda murmurar sobre un significado mucho más subversivo de la palabra «ideas». Pero al menos si hemos de creer a un viejo revolucionario, que concluía su texto sobre la Reacción en Alemania con una célebre frase, que explicaría unos años más tarde de la siguiente manera: «La pasión negativa por la destrucción está lejos de ser suficiente para llevar la causa revolucionaria al nivel deseado; pero sin ella esta causa es inconcebible, incluso imposible, pues no puede haber revolución sin destrucción profunda y apasionada, una destrucción salvadora y fecunda porque es precisamente a partir de ella, y sólo a través de ella, como se crean y engendran nuevos mundos»…
[Resumen de los periódicos regionales bávaros (Abend Zeitung & MuenchenTV), 3 de septiembre de 2024].