extraído desde Panopticon.noblogs.org
¡Porque cuando ustedes gritaron “fuerza compañero” me sentí más fuerte que nunca!
El guerrero muere
La vida de unx guerrerx es ardua. Tienes mil años y ya es tiempo de descansar. Deja las armas, siéntate junto a tu hermanx. Unx al lado del otrx. Contemplad el Sol ponerse en el silencioso desierto. De seguro extrañaras el mundo, tus amores, tus batallas. Mas no te aflijas. Regresarás.
Para el Tortu y todxs mis compañerxs/amigxs:
“El Tortuga tuvo un accidente, esta grave” fue el mensaje que un compañero me mando aquel viernes en la noche, madrugada del lado del mundo donde me encuentro en estos momentos. Sé me revolvió el estomago igual que aquel 2011 cuando una compañera me llamo y me dijo “enciende el televisor, le pasó algo al Luciano”, el artefacto explosivo que se proponía a instalar afuera de un banco, había estallado en sus manos.
Los días siguientes después del pasado viernes 9 de agosto fueron un torbellino de emociones y recuerdos, cosas que pudimos haber hablado y que no hablamos, abrazos que no se dieron, conversaciones que no se tuvieron y que hoy son una dura lección de humildad hacia el amor que le debemos a quienes viven esta guerra con la misma intensidad que nosotrxs. Pero esos sentimientos me los quedo para mí mismo y el tiempo sabrá develar la mejor manera de sanar ciertas heridas que tu manada no puede lamer por la maldita distancia.
Mucho se ha dicho estos días del Tortuga, me estremece ver cuánta gente lo quería tanto. Desearía con todo mi corazón que el pudiese ver lo que hoy pasa, quizás eso lo ayudaría curar esa herida y decepción que tenía con parte de un entorno anárquico que le fue cruel e ingrato. Creo que de cierta manera muchxs de lxs nuestrxs sienten ese sabor amargo también hacia “algunxs anarquistas”.
Cuando me refiero a lxs nuestrxs, me refiero a lxs de siempre, a lxs irreductibles, a mis amigxs y compañerxs que sabemos y asumimos que la vida anárquica nos ha puesto duras pruebas e insorteables obstáculos. La muerte, la represión, la cárcel y la infamia siempre nos han rondado y nos han golpeado cada vez que han podido. Nos han quebrado una y otra vez, pero aprendimos a juntar esos pedazos rotos y pegarlos con amor y rabia para hacernos más fuertes.
Y aquí seguimos compañerxs, con un nudo en la garganta, el corazón en una mano y la bomba o el puñal en la otra. Van pasando los años y cada vez somos menos los de esa generación de guerrerxs que decidió romper con el plataformismo y las rígidas y burdas maneras de ver la acción anárquica. Varixs hemos tomando distintos rumbos en la vida, unxs con familias y adorables criaturas, otrxs mas solos que antes, unxs más cerca y otros mas lejos. Pero todxs decididos a aportar a su modo y en sus capacidades a la destrucción de este sistema de muerte.
Hoy desde la distancia me enorgullece de una manera que no puedo describir como la anarquía sigue vibrando tan fuerte en el corazón de todos ustedes, de la misma manera que latía en el corazón del Tortuga. Esa anarquía de acción, no de palabras, no de discursos inertes ni una retórica pomposa. Sino que esa anarquía que día a día se abre paso, tratando de romper las dinámicas de poder en las relaciones entre nosotrxs mismxs, para dar paso a esas incursiones de lucha directa que apuntan a golpear al poder…
“Bombas de juguetes” dijeron algunxs cobardes que se llaman “anarquistas” y que se esconden detrás del teclado de un computador, “acciones infantiles de parte de unxs niñxs que no son capaces de elaborar una verdadera propuesta revolucionaria”, repetían quienes a pesar de una larga historia de traición esperan el despertar de las masas.
Y en ese punto esta Luciano, ahí estamos nosotrxs, lxs locxs, lxs desadaptadxs, lxs descolgadxs, lxs salvajes y rebeldes que no buscan una revolución en 100 años más, sino que entienden la necesidad inmediata de salir a buscar la confrontación directa en el aquí y en el ahora, combatiendo al poder de todas las formas que es posibles, mediante la Palabra, el puñal, la bomba, el fusil, la olla común, la encomienda al/la compañerx presx, las largas e interminables filas afuera de la cárcel para la visita, la crianza de nuevas generaciones con valores imprescindibles como la Solidaridad y el apoyo mutuo, levantar y sostener bibliotecas y espacios anárquicos antagónicos a la cultura burguesa, imprimir libros y propaganda anarquista, el sabotaje nocturno, los enfrentamientos cuerpo a cuerpo con la policía y un sinfín de otras cosas, todas necesarias para pelear en esta guerra.
Si, estamos locxs, locxs por destruir hasta el ultimo bastión de la sociedad carcelaria. El tiempo y la experiencia nos enseño a hacernos duros, hacer de tripas; corazón, pero aprendimos también a nunca perder la ternura y el amor como motor de lucha, entender que mantener la ternura y el amor hacia lxs nuestrxs es la mecha de la bomba en nuestro corazón, y esa mecha no se apaga.
Hoy a pesar de la muerte trágica de nuestro hermano hay quienes nuevamente critican su/ nuestro accionar. Hablando desde una pseudo “Moral Revolucionaria”. Una valiosa amiga/compañera me dijo hace años, “para hablar de moral revolucionaria, primero hay que ser revolucionarixs”. ¿Y que mas revolucionario que encontrar amor hacia lxs nuestrxs en el medio de una sociedad infértil y arisca que nos conduce a matarnos unxs a otrxs? ¿Qué más revolucionario que el amor estruendoso que nos anima a no abandonar a un compañerx a pesar de las limitaciones físicas o el peligro de la represión? ¿Qué mas revolucionario que romper con la apatía en esta a guerra muerte contra el estado y volverse a reencontrar con quienes están en la misma vereda ofensiva que tú? ¿Qué mas revolucionario que el amor inquebrantable entre compañerxs de lucha?
Creo que ya paso la era de las grandes revoluciones, quizás simplemente nunca existió, y no aspiro a vivir o ver una. Pero me emociona saber que me rodee y aun lo hago de compañerxs unicxs como el Tortuga, que hicieron, y hacen de su vida, un acto revolucionario cotidiano. Una lucha que se pelea y se gana o pierde todos los días.
Abrazo con fuerza y coraje a todxs mis hermanos y compañerxs que hoy viven el dolor de esta perdida, a quienes defienden con garras afiladas la memoria de Luciano de los buitres morbosos de la prensa burguesa. Abrazo con el corazón envuelto en fuego a lxs que hoy lloran y vuelven a cargar una pena tan grande otra vez. Para ustedes un tierno abrazo anárquico, con dignidad y rebeldía.
Para el Luciano una caricia al viento donde seas que estes.
Descansa compañerx, porque aquí nosotrxs, tus compañerxs no te vamos a olvidar. No te podemos olvidar.
“Frente a la muerte y el olvido; La Memoria y el Amor. Frente a la desolación, el abrazo tierno de la Anarquía.”
Hermano Luciano “Tortuga” Pitronello (1988-2024) Por siempre en la Lucha insurreccional. ¡Siempre salvajes, siempre orgullosos! ¡Nunca derrotadxs y nunca arrepentidxs!
Un viento frio del Norte. Agosto 2024