Extraído de Dark Nights y traducido por Informativo Anarquista
Una vez declaramos que lo primero que muere en la guerra es la verdad. Hoy, junto con la verdad, la moral acompaña a la muerte. En la guerra, por doloroso que sea darse cuenta de la necesidad de tu existencia, hay reglas. Esas reglas están siendo quebrantadas una vez más por mi jauría de perseguidores.
Pasé casi dos años y medio como prisionero en sus celdas de la democracia. En interrogatorios encapuchados, en pasillos y salas de la inquisición, en jaulas y tumbas de hormigón. Y en todos estos años no ha pasado un solo momento de mi vida en el que haya renegado de mi identidad política y de lo que lleva como legado en ella. Hoy vuelvo a estar en la calle con una serie de restricciones pero con la conciencia tranquila por lo que he hecho.
La puerta de la cárcel se cerró tras de mí, pero no el capítulo de la venganza. El 4 de junio, un equipo de agentes judiciales se presentó en la casa de mis padres en Volos para anunciarles que, debido a mis deudas personales con Hacienda, la moto de mi padre, que está a mi nombre, va a ser subastada. Las deudas se refieren a multas administrativas acumuladas por casos de represión económica como la negativa a alistarme, multas por el toque de queda durante el periodo pandémico, gastos judiciales de mis anteriores procesos judiciales, etc., deudas que he decidido conscientemente no pagar, rechazando la cara administrativa individualizada de la represión que se ha generalizado en los últimos 10 años.
Mi problema no son los bienes que poseemos y la inviolabilidad de la propiedad, sino la audacia y la falta de moralidad de una represión que se vuelve regularmente contra mi familia porque no puede doblegarme. Una represión que ata un regalo mío a mi padre, sembrando el miedo y el chantaje en mi entorno familiar. Una represión que en el pasado (tanto antes como durante mi cautiverio) les ha acosado regularmente con acechos, acercamientos y solicitudes, charlas «amistosas» e interrogatorios vecinales sobre mi perfil y mi vida cotidiana.
En cuanto a la guerra, permítanme recordarles que, en el registro histórico, ninguna batalla reveló al final bajas en uno solo de los dos bandos.
Thanos Chatziangelou
6 de junio de 2024
Sociedad Penitenciaria