(Extraído desde La Zarzamora)
Ha muerto una figura que en vida representó las ambiciones de poder ejercidas por un sector acomodado; murió quien, sin mayor complejo, practicó el desfalco, los tráficos de influencia, la mentira caricaturesca, la instauración de leyes y mecanismos represivos, y
sofocar la revuelta a punta de mutilaciones, asesinatos y un pacto constituyente.
Ha muerto Piñera, y este gobierno de Boric ha hecho procesión con su figura para intentar silenciar la historia y que veamos en él a un santo “demócrata” antes que cualquier otra cosa aborrecible. ¿Qué más podríamos esperar, si entre pares, pareciera no haber distancia?
Con este gesto llamamos a continuar la celebración de la muerte de Piñera y propagar expresiones para quitar todo manto de canonización respecto a su figura.
«Queremos verles ahogarse en sus ambiciones y en la sangre que derraman».
Anonimxs