Faltan 2 meses para que se cumpla un año de nuestra detención, de los múltiples allanamientos que se llevaron a cabo en la búsqueda de un compañero sindicado como el autor del asertivo ataque con explosivos que destrozo las oficinas de la dirección Nacional de Gendarmería de Chile.
Esta operación represiva culminó con cuatro personas en prisión preventiva, en su gran mayoría siendo procesados por diversos elementos ilícitos encontrados en los domicilios y Aldo, acusado como autor del ataque explosivo.
Desde entonces se ha nos ha denominado a todxs como parte del “Caso Gendarmería” aun cuando judicialmente las causas hayan comenzado a separarse paulatinamente.
A pesar de las relaciones y vínculos de amistad, cariño y afecto revolucionario entre algunxs de nosotrxs, lo cierto es que fue el poder el que construyo esta realidad. Nosotros, Aldo y Lucas Hernández en nuestro presente y en nuestro recorrido hemos construido una posición anárquica y antagónica propia.
Hoy decidimos alejarnos de aquella denominación colectiva fijada por los azares y coletazos de líneas investigativas emanadas desde la represión, para levantar y continuar un camino propio –esta vez- desde la prisión.
Esta breve aclaración la realizamos desde un sentido de honestidad y compromiso revolucionario con nosotrxs mismxs y con lxs compañerxs que han expresado su solidaridad de distintas formas, buscando hacernos cargo de nuestras posiciones políticas adentro y fuera de la prisión. Aquella denominación colectiva y homogénea de “Caso Gendarmería” sencillamente nos limita y no da cuenta de nuestra realidad. Esta decisión está motivada en búsqueda de profundizar nuestra proyección anárquica y negadora de lo existente.
Que no quede lugar a dudas: enviamos nuestro afecto revolucionario a Abraham, Javier y Paty, como también a lxs compañerxs anarquicxs, subversivxs y antiespecistas encarceladxs.
Solo conseguiremos la liberaciónde todxs, destruyendo todas las prisiones. Solo destruiremos las prisiones agudizando la confrontación y fortaleciendo las redes de complicidad anárquica.
Aldo y Lucas