(Italia) Stecco condenado en primera instancia a tres años y seis meses de prisión (Trento, 21 de marzo de 2025)

extraído desde LaNemesi


(Italia) Stecco condenado en primera instancia a tres años y seis meses de prisión (Trento, 21 de marzo de 2025)

Afuera del juzgado se realizó una manifestación solidaria con Juan y Stecco, particularmente contra otra imposición de videoconferencias.

Este es el folleto distribuido:

Un cálculo equivocado

Éste es tu secreto, Butch. Siguen subestimándote.
Ficción pulp

Hoy nuestro amigo y compañero Stecco (en prisión en San Remo) está siendo juzgado aquí en Trento porque está acusado de haber fabricado documentos falsos para otro amigo y compañero nuestro, Juan (en prisión en Terni), cuando este último estaba prófugo. La cosa en sí no requiere grandes palabras. Si Stecco fabricó esos documentos, lo hizo bien, porque servían para evitar la prisión de un compañero buscado. Escapar de la policía política es una necesidad que siempre ha acompañado a quienes luchan por la libertad y la justicia social. La diferencia es que hoy –con el fin del ’“asilo político” en el que exiliados y opositores han podido contar durante décadas, y el drástico aumento de las formas de control tecnológico– es cada vez más difícil lograrlo. Una vez introducidos, los dispositivos de vigilancia pueden apuntar a cualquier persona (como se ve, a gran escala, con el pase verde), por lo que es necesario no dejarse engañar por los pretextos bajo los cuales se justifican.

Hoy Stecco no estará físicamente en la sala del tribunal porque le impusieron la videoconferencia. Este último, antes reservado a lxs detenidxs en el artículo 41 bis y luego a lxs acusadxs de “terrorismo”, se ha extendido a prácticamente todxs lxs presxs a partir del Covid. Al hacerlo, el/la detenidx no puede ver rostros amistosos en el tribunal, no puede defenderse adecuadamente (el enfrentamiento con el abogado se realiza únicamente por teléfono) y sólo puede opinar si el juez no decide presionar un botón y cortar el enlace de audio y video. Ni siquiera la Inquisición había conseguido hacer desaparecer el cuerpo y la voz de lxs acusadxs. Ahorrar dinero en tarifas de traslado de prisión a tribunal es un pretexto flagrante: Hay presxs que son llevados a otras cárceles equipadas con enlaces de videoconferencia en lugar de ser llevados directamente a los tribunales de la misma región. Si entonces –esta es la tendencia– en el futuro las sentencias se establecen mediante algoritmos, las máquinas juzgarán a los humanos que esperarán su destino detrás de las pantallas: un indudable ahorro de tiempo y papel. El totalitarismo nunca se logra de una vez, ni ha habido nunca una potencia que pretenda perseguir fines abiertamente malvados. La guerra se promueve en nombre de “la paz”; la represión se llama “seguridad”; cualquiera que se rebela es un “terrorista”. Un indudable ahorro de tiempo y papel. El totalitarismo nunca se logra de una vez, ni ha habido nunca una potencia que pretenda perseguir fines abiertamente malvados. La guerra se promueve en nombre de “la paz”; la represión se llama “seguridad”; cualquiera que se rebela es un “terrorista”.

Sin embargo, hay un aspecto que el Estado, los amos y los tecnócratas no han aceptado: la variante humana. Esto se expresa de mil maneras: los cuerpos de lxs prisionerxs que ocupan espacio con protestas y disturbios; lxs desertorxs que se niegan a convertirse en carne de cañón; lxs fastidiadxs que sabotean la maquinaria de guerra; los trabajadores que hacen huelga; el pueblo palestino que resiste. El prisionero palestino Anan Yaeesh (en prisión junto con Juan), acusado de “terrorismo” por un Estado italiano cómplice del sistema genocida israelí, escribió en una conmovedora declaración que se sentía privilegiado, encerrado en una celda, en comparación con su pueblo obligado a vivir entre los escombros, bajo las bombas, sin agua ni electricidad; un pueblo encarcelado en un campo de concentración alta tecnología, pero que el excesivo poder israelí no puede controlar.

Si los partisanos palestinos son “terroristas”, entonces se convierte en un motivo de orgullo ser investigado por “terrorismo”, como lo están haciendo por enésima vez la policía política y la Fiscalía contra anarquistas de Trentino (incluidos Stecco y Juan).

El error de los poderosos es pensar que el espíritu de rebelión y el gesto humano de rechazo pueden preverse y prevenirse mediante el poder computacional ilimitado de sus máquinas.

Libertad para Juan y Stecco

¡Basta de videoconferencias, queremos ver a nuestrxs compañerxs en la sala!

Con Gaza en mi corazón, contra la guerra y la represión

anarquistas