enviado al mail
Puente Alto, CL. Propaganda enmarcada en la convocatoria para el mes por la tierra y contra el capital (05JUN-05JUL).
«La pasividad con el capital es complicidad con el ecocidio»
Mediante el despliegue de un lienzo en la autopista Acceso Sur y rayados, nos sumamos a la campaña del «Mes por la tierra y contra el capital», escogiendo esta locación ya que, en palabras de La Tercera, esta comuna se ha vuelto un «destino privilegiado de los campos de almacenamiento digital en Chile».
Realzamos la crítica hacia la delegación y la pasividad ante la evidente destrucción de los territorios donde la devastación opera, en medio de campañas populares por candidaturas presidenciales de izquierda que para nada impedirán los proyectos extractivistas del capital global, sino todo lo contrario, como ocurre con el actual gobierno, sólo fortalecerán estas redes y facilitarán las gestiones y grandes avances de desarrollo tecnológico e infraestructural del capital.
Este sector en particular ha sido testigo de la destrucción del Cerro Las Cabras para la construcción de una extensión de la calle Sargento Menadier, maquillada como un proyecto de conexión para lxs habitantes de Bajos de Mena, pero que principalmente permitirá un mayor flujo de maquinaria facilitando la destrucción de aquellos terrenos que son designados como zonas de sacrificio; testigo, también, de la devastación del río Maipo por parte de distintas empresas como las cementeras Melon y del grupo Transex, la Minera Rosario y la empresa de Áridos Baeza, quien ya fue atacada hace un par de años pero que hoy en día sigue con su determinación de vivir a costa de la destrucción de la tierra, encontrándose actualmente en negociaciones con la firma norteamericana Tecfusions, quienes poseen instalaciones de Data Centers en Estados Unidos, Europa, África y, si esta negociación se concreta, por primera vez en Chile (aunque ya existen 43 instalaciones de este tipo en la Región Metropolitana, relacionadas a otras transnacionales). Este campo de almacenamiento digital tendrá una extensión de 16 hectáreas, iniciando con 20 MW y una inversión de $260 millones de dólares, pero que planea extenderse a los 100 MW llegando a una inversión que superaría los $1.000 millones de dólares. Esta inversión monetaria se traduce en la maximización de la utilización y devastación del territorio y sus habitantes.
Estos avances serán eternamente escudados por quienes creen en la promesa de nuevos puestos de trabajo (que ni siquiera serán sostenidos en el tiempo) y por grandes discursos adornados de progreso y «seguritización» (que serán una nueva oportunidad de excusar el control y la persecución de quienes son/serán tildadxs de indeseables) para la población, aunque claramente esta sólo servirá a los intereses del capital, sus avances y proyectos.
Ante la proliferación de estos y otros proyectos extractivistas, no es tiempo de mantenerse quietxs e impavidxs sino de implicarse directamente en los conflictos, de la forma que cada unx se estime capaz, sin intermediarixs, formando parte activa del conjunto de individualidades y comunidades que deciden hacer con sus manos y por sus medios la defensa de la tierra y la destrucción del capital. Algunxs se encargarán de la visibilización por medio de la propaganda, otrxs harán lo propio por medio de la acción destructiva. Hoy es un gesto, mañana serán sabotajes de envergadura, así como ya lo han hecho diversxs compañerxs a lo largo de estos años. Somos parte de un mismo cuerpo cuando todxs apuntamos a nutrir la guerra contra el capital y la devastación.
Por esto somos enfaticxs en decir: «la pasividad ante el capital es complicidad ante el ecocidio».
Cada gesto y acción son necesarias.
IMPLICANCIA.