Extraído de Attaque, traducido por Informativo Anarquista.
Northvolt: el árbol venenoso caerá
Que el hacha
golpee la raíz, el árbol venenoso caerá*.
El domingo 5 de mayo se colocaron cinco artefactos incendiarios en las obras del proyecto Northvolt en Quebec. Esta acción se llevó a cabo con el objetivo de dañar la maquinaria y disminuir la capacidad del proyecto para continuar. Desgraciadamente, los artefactos no prendieron fuego. Si hay algo que conviene recordar es que, a la hora de elegir los materiales, hay que tener en cuenta que las condiciones meteorológicas (humedad elevada o lluvia) pueden reducir las posibilidades de que un dispositivo se incendie. Cuanto más largo sea el temporizador, más expuesto estará el dispositivo a los factores ambientales, lo que reducirá las posibilidades de éxito.
¿Por qué atacar y dañar la propiedad? Aunque Northvolt, una empresa transnacional, se presenta como líder de la transición ecológica, en realidad es su tumba. Los vehículos eléctricos que la empresa planea equipar con estas baterías son una falsa solución a la destrucción medioambiental causada por la sociedad industrial; de hecho, esta expansión de la industria automovilística sólo permite que continúen los efectos devastadores de la producción de automóviles y de las infraestructuras que sustentan el transporte motorizado. Con este proyecto, el insaciable apetito de Canadá por los recursos naturales no hará sino aumentar. La extracción de litio, un paso esencial en el proceso de producción de las llamadas baterías «ecológicas» de iones de litio de Northvolt, ya está envenenando ecosistemas enteros y a las comunidades humanas que los habitan. El litio ya se está extrayendo de territorios aborígenes no cedidos aquí en «Quebec», con múltiples minas que supuestamente comenzarán a funcionar en los próximos años. Con este tipo de megaproyectos, lagos, bosques y humedales desaparecerán bajo nuevas carreteras y minas a cielo abierto. Las Primeras Naciones perderán el acceso a sus territorios tradicionales y, con esta pérdida, la posibilidad de practicar y mantener sus modos de vida ancestrales y las relaciones que les unen a la tierra. Serán vigilados y acosados por trabajadores y servicios de seguridad. Los animales de estas zonas morirán o tendrán que emigrar a otros lugares a medida que se destruyan sus hábitats.
¿Alguien ha notado una calma anormal en los alrededores de Northvolt desde que talaron la mayoría de los árboles y destruyeron los humedales? Un silencio espeluznante y sepulcral.
El capitalismo y el Estado están uniendo sus fuerzas, inyectando ingentes cantidades de dinero público en proyectos de empresas privadas que no harán sino agravar la crisis ecológica a escala mundial. Por eso tenemos que actuar, y la mayoría de las veces sin tener en cuenta las leyes impuestas en estas tierras por los gobiernos. El gobierno de Quebec ya ha abandonado su propia normativa medioambiental y hace la vista gorda mientras Northvolt contraviene numerosas leyes y códigos. Evidentemente, esto se debe a que el gobierno de Legault (como cualquier otro gobierno colonial) tiene un interés político en que el proyecto siga adelante. Afortunadamente, el futuro aún está por escribir. Tenemos opciones. Todavía podemos actuar. No debemos dejarnos guiar por leyes injustas, sino por el amor que nosotros y los demás seguimos sintiendo por los seres vivos, por la tierra y el agua, y por nuestro deseo de luchar por un mundo mejor, a través de la lucha contra las estructuras coloniales. Armados con nuestras convicciones, hagamos nuestra la noche y asumamos los riesgos necesarios para luchar por un futuro en el que la vida sea posible.
*Nota de Attaque: cita de Queen Mab, de Percy B. Shelley.